Wednesday, September 23, 2009

Los límites de la ciudad

Al margen, olvidados,
estaban lejos, casi secundarios,
por debajo de todas las líneas visibles
e indeseables de la indigencia;

sus casas, si es que se pueden llamar casas
eran una sonrisa desdentada
que se oculta con vergüenza
detrás de una mano embustera;

sus habitantes van descalzos
y su día seguramente estará salpicado
con los colores grises
de los escasos bloques que dibujan
la frontera de la ciudad;

van descalzos y sus pies
traen adheridas las marcas de su andar
de la pena y de una historia
triste y cansada,
de una vida que hace rato
olvidó la esperanza;

los ojos de los niños apagan su luz
en la oscuridad de la languidez cruel
que los desarma
que les roba el aliento
que enlentece su paso
que achica su confianza en el mundo;

los ojos de sus niños siguen mirando
y esperan desolados
que llegue alguien y los salve.

El paisaje, las casas,
la gente y los niños de los suburbios
se pierden en el horizonte
que bordea la metrópoli,
seguramente los suburbios de mi ciudad
no son los suburbios de la tuya;
los de la mía nacen, crecen,
se multiplican y siguen multiplicándose
seguramente mueran antes de lo previsto,
pero siguen existiendo inexorablemente,
más allá de los límites de la ciudad.

1 comment:

Unknown said...

Se me hizo chiquito el corazón...