Saturday, March 28, 2009

Al otro lado

Te amordazaron,
te llevaron de espaldas,
la cara sobre el tapete,
la boca cosida,
las manos atadas,
la bota en tu cabeza,
los ojos clausurados,
te pusieron los sellos, las firmas
la etiqueta, incluso la fecha,
te quitaron el nombre
y en vez de él te calcaron un número;
luego, te olvidaron
en una agujero improvisado,
en medio de la nada.

Tus ojos descubrieron el paisaje,
a través de un marco distinto en la ventana
que era casi una rendija y a veces un ojal
donde las formas de la selva estaban tatuadas con barras
que de tiempo en tiempo parecían ser parte de ella.

Al otro lado de la mirilla
por la que se podían asomar tus pupilas
para ver el amanecer
mientras te crecían las pestañas
para mirarlo,
te encontraste algunas veces caminando
entre los árboles y el río,
mitad espejismo, mitad hastío,
cuando no terminabas de entender
que te habían robado los sueños
para convertirlos en pesadilla.

En aquella oscuridad
comenzaron a morir las palabras
los recuerdos, la memoria,
y tu voz.

Quién sabe ahora,
si todavía te descubra detrás de la ventana,
si te halle durmiendo bajo la tierra,
o resucitando en alguna frontera de mi letargo;
quién sabe ahora si te tropiece
en un arcoiris del horizonte,
si te encuentre para abrazarte en mitad de un puente
y celebrar tu nacimiento,
tu regreso tardío;
de la forma que sea,
siempre te estaré esperando
al otro lado del río.

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