Saturday, July 26, 2008

Paseo de media tarde

Los parques toman un color especial
en esta temporada,
se puede andar solo
repasar las pinturas sobre la avenida
mirar las bufandas y los abrigos de colores
en los puestos del mercado,
ver girar las ruedas de las bicicletas y triciclos
observar a los pájaros y las hormigas
leer las placas de los próceres y monumentos
los letreros con nombres de árboles
pino, abeto, acacia;
quedarse con las pupilas abiertas
y los ojos cerrados,
sobre el pasto,
ver el cielo.

Los parques tienen un sonido particular
en este época,
uno puede abstraerse
oír las bandas de música en las esquinas y
frente al Teatro Nacional,
escuchar las risas y las conversaciones a lo lejos,
acusar el gorgoteo de las palomas y el tarareo de saltamontes,
el chirrido de las bicicletas y carricoches;
ocuparse del sonido de las fuentes y piletas,
del chapoteo en los charcos entre el empedrado,
e intentar adivinar si son los zapatos
de un niño, de una mujer o un hombre
quien hace resonar el agua inmóvil;
acurrucarse con los oídos despiertos,
sobre una banca,
escuchar el viento.

Los parques tienen un olor peculiar
en esta estación,
uno tiende a aspirarlo para llevárselo por dentro,
oler el algodón de azúcar y el caramelo de las manzanas
en las coloridas carretillas,
percibir el aroma de las flores y los árboles,
embriagarse con el olor del pasto y las hojas,
madera, polen, savia;
extasiarse con el olfato agudo,
sentado sobre el borde del camino,
oler la tierra.

Los parques tienen un sentido especial
en este momento
sea El Ejido, La Carolina,
la Alameda o el Metropolitano,
siempre pueden dejarnos llenos
de sus colores
de sus sonidos
de sus olores
y llevarse
lo que traemos en el pecho.

A media luz

La casa está tan vacía sin vos,
a veces me pregunto si te extraño,
si este sentido desalmado de añoranza
no es más que un simulacro
de angustia temerosa y de fobia,
a los espacios desocupados,
a las tardes con persianas
sin sol, con frío, con lluvia, con cielo gris.

A veces me inquieta saber
por qué has dejado todo tan solo,
por qué abandonaste tu sombra colgada en la ventana,
tu risa grabada en los cojines de la sala,
tu cara tatuada en el techo de la habitación,
la marca de tu peso en el colchón,
el pestañeo de tus ojos en el reloj.

A veces me cuestiono
a media luz
y pienso,
que lo dejaste todo puesto
tan estratégicamente
para que empiece a recordarte.


(Translation to English)

In a half light

The house is so empty without you,
sometimes I kind of wander if I miss you,
if this sense without of longingit
is not more than a simulacrum
of fearful and phobia anguish,
to the unoccupied spaces,
to the afternoons with curtains,
sunless, with cold, with rain, with gray sky.

Sometimes it disquiets to know
why you have left everything lonely,
why you abandoned your shadow hanging at the window,
your laugh recorded in living room's cushions,
your face tattooed in the room's roof,
the mark of your weight in the mattress,
the winking of your eyes in the clock.

Sometimes I wonder
in a half lightand I think,
that you left everything located in one order
so strategically,
because you wanted that I start to remember you.

Wednesday, July 23, 2008

Preámbulo Constitucional

Hablo con el corazón,
los silencios nunca son buenos,
a menos que hablemos del silencio
para escuchar el mar,
para oír el canto de las aves,
el murmullo de los árboles,
entre otras ocasiones especiales
y estrictamente necesarias e irreductibles;
en estos casos el silencio es más que bienvenido,
porque resulta que del otro lado
hay alguien que habla y otro que escucha,
hablan el mar, las aves, los árboles
y otros interlocutores válidos e importantes.

Discúlpame,
porque siempre uno puede resultar estúpido
cuando escribe una carta como ésta,
en estos tiempos cuando la gente casi ni escribe cartas;
en todo caso y pedidas las respectivas disculpas,
quiero decir que este silencio no ayuda,
no avanza, no dice nada, nadie escucha,
y tal vez como siempre quien menos escuche sea yo;
porque para variar,
de repente hace largo rato que no ejercito el diálogo,
presencial, sincero, de manos limpias,
de cara lavada.

En fin,
me pregunto porque te vas,
porque te quedas, porque no hablas,
porque no peleamos y discutimos y ya...
hallamos una solución, un consenso, un trato,
o morimos en el intento o decidimos no seguir intentándolo,
pero esto es mejor que nada,
esto es mejor que el silencio,
que la indiferencia, que el no entender;
esa sencilla razón tan compleja
de tener un prójimo y por lo menos intentar hacerle feliz.

Pero hablemos, lloremos, riamos...
que no haya silencio,
extendamos estos puentes de frases solidarias
para cruzar la frontera constituyente
a través de sílabas revolucionarias
y en ejercicio originario
del pleno poder de la palabra,
nuestras bocas decreten y establezcan
una nueva Constitución.

Monday, July 21, 2008

Desde adentro

"...Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!..."
Llorar a lágrima viva
Por: Oliverio Girondo
Ed. Proa, 1932

El pronóstico del tiempo
amenaza con presagios de lluvia,
el pecho, la garganta, la frente
empiezan a empaparse;
nos abraza una brizna que viene del vientre,
desde las vísceras hasta la columna;
nos invade una garúa que sale por las costillas,
desde la pelvis al esternón;
nos acusa una llovizna que fluye de la médula,
desde hueso hasta la epidermis;
y uno empieza a enjugarse la lluvia con las manos, con las pestañas, con las mejillas;
la lluvia sigue cayendo
con gente o sin ella,
mientras duermo y también cuando mis ojos montan guardia en vigilia;
llueve con angustia y con locura
llueve con pena y con risa,
llueve
y uno se moja todo,
y se empapa desde adentro y viceversa
desde afuera hasta el revés,
limpiándose por dentro,
inundándose hasta el cuello,
declarándose en emergencia
sin hacer nada sólo llorar,
hasta ver los muebles de la casa naufragar,
los libros, las lámparas y las fotos flotar,
la cama, las botas y la ropa zozobrar,
todo en una tempestad de lágrimas
con presagio reservado,
con alerta roja,
con toque de queda;
y uno sólo espera a que escampe
y se sequen las nubes,
hasta que las aguas
se replieguen a nuestros pies,
hasta que se abra el cielo
y la tierra húmeda con olor a café
deje florecer los parques,
los edificios
y las calles de la ciudad.