c'est ce qui s'ensuit de ces rencontres quotidiennes."
Marguerite Duras
…Probablemente cada uno traiga consigo a esta cita,
su propio pueblo y detrás de éste
se halle una patria con su historia,
con su río, sus niños, con su memoria,
alguien sentado en un puente,
alguien que mira el río,
un niño que se para en la memoria;
también las tristezas, la guerra, los muertos,
los que vivieron para contarlo,
también los heridos que se supieron salvos,
y los muertos a los que sólo queda mencionarlos.
Probablemente cada uno traiga consigo a este encuentro,
nada más que las manos y los ojos,
y detrás de ellos, se hallen
nada más que las uñas y los labios,
y no las palabras, ni las diferencias, ni el pasado,
que se vuelven a veces tan pesados,
para flotar entre los sueños;
mientras anidan en el vientre las manos,
en la espalda tropiezan la uñas,
en los ojos descansan los labios,
también los hombros y las mejillas que a esa hora
se supieron prójimos,
dejando ir los suspiros a los que sólo queda enumerarlos.
Probablemente cada uno lleve consigo al final de esta casualidad,
su propio ocaso, y detrás de éste
se halle aquel relato de una tarde
donde en medio de lo que fue el pueblo,
la patria, el río, la memoria,
la guerra, los heridos y las bombas,
hubo espacio entre el péndulo y el horizonte
para soñar la paz…
su propio pueblo y detrás de éste
se halle una patria con su historia,
con su río, sus niños, con su memoria,
alguien sentado en un puente,
alguien que mira el río,
un niño que se para en la memoria;
también las tristezas, la guerra, los muertos,
los que vivieron para contarlo,
también los heridos que se supieron salvos,
y los muertos a los que sólo queda mencionarlos.
Probablemente cada uno traiga consigo a este encuentro,
nada más que las manos y los ojos,
y detrás de ellos, se hallen
nada más que las uñas y los labios,
y no las palabras, ni las diferencias, ni el pasado,
que se vuelven a veces tan pesados,
para flotar entre los sueños;
mientras anidan en el vientre las manos,
en la espalda tropiezan la uñas,
en los ojos descansan los labios,
también los hombros y las mejillas que a esa hora
se supieron prójimos,
dejando ir los suspiros a los que sólo queda enumerarlos.
Probablemente cada uno lleve consigo al final de esta casualidad,
su propio ocaso, y detrás de éste
se halle aquel relato de una tarde
donde en medio de lo que fue el pueblo,
la patria, el río, la memoria,
la guerra, los heridos y las bombas,
hubo espacio entre el péndulo y el horizonte
para soñar la paz…
5 comments:
te vuelves cada vez mejor Pao, ahora tienen sabor tus versos.
Cuándo veremos un ensayo tuyo?
mantén tu nivel de energía alto
un abrazo con amor,
Bruno
Probablemente cada uno tiene su propio Hiroshima atorado en la garganta.
A veces explota y desarma las palabras que reposan en la punta de la lengua.
Y todo sale entre cortado, entre el humo de las dudas.
Se me puso la carne de gallina...
Super !!!!!
Conocí una persona sin pueblo, sin patria, sin guerra y sin pasado, de ella me enamore, y ahora trata de regresar, e identificarse con mi guerra. Ha tomado los asuntos ajenos y los ha hecho suyos, sin embargo la envidio, porque ha podido escoger en que guerra quiere estar. Ella escogió estar conmigo, y yo hasta ahora no puedo dejar mi pueblo, y ... Leer másentrar a su guerra. Y hasta ahora no se a que le temo, de pronto sea a mí mismo tan solo. He dejado de creer en los pueblos, he descubierto que las patrias no existen y he visto que las guerras son productos del amor. Observando los ojos, te darás cuenta que ya no existe un río que les guie a donde ir, y tan solo van por la orilla de un lago, esperando encontrar un final.
Ya cuando publicas el libro, ehhh. Estan buenos tus escritos.
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