Monday, December 08, 2008

Despedidas

(…A Helena por ser parte
de este encuentro…)
Despedirse siempre cuesta tanto,
y no es tanto la despedida, sino,
los encuentros en la inconsolable memoria,
los que duelen;
esos interminables, los eternos adioses
que no acaban de alejarse,
y agitan una y otra vez su mano
desde el umbral del recuerdo;

como si los recuerdos tuvieran manos,
y éstas pañuelos que se deshacen en la silueta
que dibuja la cortina en las tardes soleadas y cálidas
vestidas de vacío y ausencias;

como si las cortinas terminaran en olas,
y éstas alimentaran un tsunami
que se ahoga aquí en este risco
debajo de mi cuello,
y se desvanecen en el viento que exhalo
cuando pienso que he olvidado;
para entender al final,
que los adioses nunca terminan
porque de alguna manera aprenden
a colarse por la ventana
atravesar las paredes
tocarnos el hombro en la noche
y convertirse en apariciones de la memoria.

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