Saturday, September 27, 2008

Cuando llegue la claridad

Hay luces, hay colores,
hay hombros, vientres,
rodillas, cuello, bocas,
ombligo, saliva,
hay destellos, hay entrañas,
encendido todo de luciérnagas,
de estrellas fugaces. Luego todo queda en la oscuridad.

Entonces se viste rápido ésta vez,
se pone la armadura,
la escafandra, las armas,
para que no la descubras;
es tan grande, es tan honda,
tan profunda,
que tiene escamas debajo de las plumas.

Se desborda toda,
y su voz es tan silenciosa,
que no grita, sólo suspira,
que no llora, sólo se ahoga,
que no dice nada,
sólo te abraza.

Se pone la bufanda,
los guantes, el abrigo, las medias;
para mirar al techo fijamente
imaginando que te habla
y tú entiendes,
mientras una lágrima hace un trampolín
para llegar a su pestaña y va dando maromas
sobre su mejilla.

Camina dando tumbos entre las sábanas
y al borde de la cama se pone
las botas, los tirantes rojos,
la camisa blanca;
y se sacude las alas
llenas de hollín y escarcha,
camina a hurtadillas
evitando que el peso de los pasos
rechinen en el entablado,
sobre la rendija de luz que
deja entrar la puerta,
y escapa,
para no ahuyentar tus sueños.

Quién sabe
si regrese al amanecer,
o deje en un rictus inmóvil
al cuerpo,
y lo abandone sin vida,
sin luces, sin colores,
sin hombros, vientre,
rodillas, cuello, boca,
ombligo, saliva,
sin destellos, sin entrañas,
sin luciérnagas, ni estrellas fugaces, cuando llegue la claridad.

2 comments:

Andrés Emilio said...

Lindo... me gustó mucho este.

Francisco said...

te he leído en vos alta y porque no decirlo también, en el silencio que me brindan tus palabras..


“tu respirar es hermoso... tu silencio aún más......”

Cariños

Pancho

pd: bruno de chile te manda muchos cariños..