Wednesday, September 26, 2007

A Eva

(A una cenicienta moderna, por la zapatilla de cristal
que dejaste olvidada en el umbral)

Desde el comienzo de los tiempos
curiosa bella durmiente de los cuentos
te pinchaste el dedo
y muy inteligentemente decidiste
que no te quedarías a esperar a Adán,
ni a príncipe azul alguno;

rebelde Eva en el paraíso
nunca quisiste quedarte atrapada
en las costillas del mundo,
tú probaste todos los frutos de esta tierra
los colores suaves de la primavera
en los troncos de los abetos y jacarandás,
las hojas cálidas del otoño a tus pies,
las aguas abrasadoras de fuentes de cristal,
y también las bayas
y también las espinos;

valientemente supiste apostar
por paraísos distintos,
nunca te cansaste de auscultar/ palpar
el latido de la tierra
el pulso del universo
y las cosas;
no te asustaron ni el hálito
de los dragones,
ni el espanto de los maleficios;

armada hasta los dientes
con polvo de estrellas y deseos mágicos,
te pusiste tus alas de hada y echaste a volar;
hasta ser la lluvia entre las flores,
las nubes detrás de la ventana y más allá,
el rocío sobre los pétalos en la mañana,
los pigmentos del arcoíris en la oscuridad;

vagaste entre la bruma libre de tus sueños,
hasta quedarte dormida para siempre,
en el regazo de la luna llena
que alumbra este lado de la acera,
junto a un árbol del Edén.

Monday, September 10, 2007

Invisible

El viento me dice que estás ahí
cruzas y el eco hace melodía
en tu cuerpo de cristal,
como campanitas de ángeles colgantes
que anuncian la llegada,
apenas si tu estela parece
una sombra entre los bombillos encandilados
de la tarde;
caminas entre la gente,
mirándolos,
saludas con tu cabello al viento
y tus ojos hablan de días
sin noches y sin horizonte,
eres transparente.

Los transeúntes van ocupados
sentados en vagones
apresurados,
embarcados en péndulos rutinarios,
ni siquiera advierten que sigues ahí,
no te oyen, no te ven,
tú, no tienes color.

El aire gris de la ciudad
no apaga tu aroma de inocencia,
que colorea con un pincel rojo
en el costado de mi parabrisas
mensajes con memorias
de días mejores que sueñas,
en tanto,
muda de pigmento el tiempo
y marca nuestro pronto adiós.

Mientras cambia la luz
tú, ya te estás despidiendo;
en ese momento empiezo a distinguirte,
mientras te vas adentrando
en la noche,
con todos los colores de tu sonrisa
de tus mejillas, tu pelo y tu listón;

tus pequeños dedos me regalan
una flor incompleta
a cambio de mi descuido,
yo alcanzo a terminarla
en el último instante,
cuando tu mano se despide
con un guiño,
y yo, me quedo sólo
con el pétalo invisible de tu mirada
en el bolsillo de mi camisa
junto a mi pecho.